En plena era de la información y la tecnología, escuchamos que se habla frecuentemente sobre conceptos como el 5G, el internet de las cosas o el Big Data. No obstante, la población en general todavía no tiene muy claro el significado, utilidad y poder que posee este último concepto. El Big Data se puede entender como la captura, recolección, procesamiento y análisis de datos masivos, complejos y cambiantes, cuyo fin es obtener respuestas, opciones y soluciones a preguntas cruciales y trascendentales. Es por esto que un sinfín de industrias están implementando el uso de este recurso para el funcionamiento o potenciación de sus modelos de negocios. Y la industria del fútbol no ha sido la excepción.

Un estudio reveló que en un partido de fútbol, en promedio, se pueden recoger cerca de 8 millones de datos diferentes. Mientras que el ojo humano solo es capaz de captar y retener sólo el 30% de lo que ocurre en el terreno de juego. Es por ello que ciertos clubes, directivos y personalidades del fútbol, han entendido la ventaja competitiva que el big data representa, y han sabido mancomunar el trabajo y conocimiento de las personas, con las respuestas y soluciones que brinda el buen uso de los macrodatos.

La selección alemana de Joachim Löw, campeona de la copa del mundo en 2014, se preparó para la competencia gracias al apoyo de un departamento estadístico, que le brindaba información detallada sobre las fortalezas y debilidades tanto propias como de los rivales, le facilitaba recomendaciones para preparar un partido según las condiciones de tiempo durante el juego, o proponía de qué manera podrían minimizar el riesgo de lesiones, entre otras
muchas variables.

Por otro lado, se encuentra el Liverpool de Inglaterra, uno de los mejores defensores del Big Data. Aunque la cara visible de los éxitos de este club es el entrenador Jürgen Klopp, no se puede entender los títulos de “Los Reds” sin Iann Graham, director de análisis del club, y su departamento científico y estadístico.

Klopp llega al club en 2015 siendo un entrenador tradicional muy ortodoxo con sus métodos. Pero no fue hasta conocer a Graham que su forma de
entender la dirección técnica cambió. Iann Graham contó en entrevista para el New York Times que unas semanas después de la llegada de Klopp al club, visitó su oficina para presentarse.
En determinado momento de la charla, empezaron a conversar sobre un partido entre el Borussia Dortmund (anterior equipo de Jürgen) y el Mainz. Al final, ambos llegaron a la misma conclusión del partido: el Dortmund tuvo muy mala suerte. Klopp entre risas le dijo: “me sorprende que hayas visto ese partido”, a lo que Graham respondió: “Jürgen, nunca vi ese partido”.

Es ahí cuando Graham se dispone a explicarle al entrenador su labor dentro del Liverpool, y cómo pudo entender perfectamente un partido sin haber visto un solo minuto. También le comentó que la directiva era escéptica a la contratación de sus servicios dado que la liga alemana se encontraba séptima, con un club que aspiraba al título. Ahora, gracias a los datos Graham y su equipo de trabajo, se dieron cuenta de cómo se comportaba Klopp y cuál era el rendimiento de sus jugadores, por lo que en condiciones normales, afirmaba que podría estar de segundas en la tabla.

Graham concluía que en realidad, la posición del Dortmund no había sido culpa del entrenador, sino que simplemente se vieron perjudicados por factores externos al juego. Pero al escucharlo, fue en ese momento que el entrenador alemán entendió que el Big Data ve cosas que el ojo humano no puede.

Desde aquel momento, Graham y su departamento se volvieron indispensables para Klopp y los jugadores. Tanto es así que años después, el Liverpool ganaría una Champions League, la primera Premier League de la historia del club, un mundial de clubes, una supercopa de Europa, una FA cup, una Carabao cup y una Community Shield.

Incluso existen jugadores que han sabido aprovechar los datos para beneficiarse.

El centrocampista Kevin De Bruyne, negoció su última renovación con el Manchester City sin necesidad de un mánager, solo requirió de sus propios datos como jugador, proporcionados por su agencia. El jugador belga le presentó al club todos sus datos y aportación tanto deportiva como económica de los últimos años.
Posteriormente tradujo estos datos a cifras, siendo 20.8 millones de
libras netas anuales lo que los datos consideraban coherente como sueldo para De Bruyne, a lo que los directivos estuvieron de acuerdo y cerraron la negociación con dicha cifra.

A pesar de que existen todavía detractores de esta herramienta, lo cierto es que, como en otras industrias y deportes, el big data llegó para quedarse. Cada vez son más las personas influyentes en el mundo del fútbol que entienden la ventaja deportiva e incluso económica que representa su uso, y así mismo la están aprendiendo a potenciar trabajando de la mano con expertos. Con el tiempo, el Big Data se convertirá en una realidad. Y hasta puede que, sin lugar a dudas, se convierta en el nuevo jugador número 12.